Por recomendación de un amigo, a quien más abajo presento como se merece, a través de un pequeño reproductor de música, y de unos auriculares que hace tiempo que me regaló la Renfe, esta pasada noche he estado escuchando, sin pausa, con la función de repetición activada, en orden cronológico, mientras dormía, ciertos discursos de Kennedy, John Fitzgerald. El primero, de Abril de 1961, el más impresionante, en Nueva York, ante los gerifaltes de la prensa americana. El segundo, de Junio de 1963, quizás el más famoso, en Berlín, ante los alemanes libres; el tercero, del 26 de Septiembre del mismo año, casi dos meses antes de ser asesinado, ante una cuadrilla de mormones, en Utah. Con la prensa, estuvo gracioso (al principio); con los berlineses, se sintió más alemán que ellos; con los cerradillos del Oeste americano, acudió sin complejos a las leyendas de los pioneros yanquis.
Justo cuando Johnny se pone serio con los gordinflones de NY, he terminado de desvelarme, a eso de las siete de la mañana; aunque, evidentemente, me he despertado varias veces a lo largo de la noche.
Y me he repetido la siguiente pregunta, con la cabeza más despejada: “Is it worth?”
“Of course!”, me contestó Phil, mi amigo de Manchester, cuando le planteé la misma cuestión. Él mismo me recomendó practicar esta actividad nocturna tan concreta. Phil es el presidente honorífico de la BINEMF, —British Instrumental Electronic Music Foundation—. Esta fundación, formada por anarquistas convencidos, única en el mundo, se dedica básicamente al reciclaje musical de solistas, cantantes, divos, juglares, etc… Últimamente se debate en su sede central la inclusión de las personas pertenecientes al bello sexo en su principal objetivo como fundación: procurar que todo hombre, aficionado o profesional del canto, deje de serlo. Para lo cual, se le subvenciona la producción de música electrónica instrumental, con fondos aportados por miles de socios a lo largo y ancho del mundo.
Y como tengo cierta confianza con este gran tipo, le pregunté en su momento:
—Phil, what the fuck has Kennedy to do with the foundation?
Me dijo que primero me tranquilizara; y que tenía que ver más de lo que podría parecer en un principio.
»—Mira, George, piensa un poco. ¿Cuál es la diferencia entre un político y un cantante? Dímela, si es que encuentras alguna. Porque para mí son la misma mierda. Una especie de comerciales de la voz humana, que la usan de la forma más rastrera posible. Pero, aún así, hay excepciones. Kennedy es una de ellas; Ozzy Osbourne otra. ¿Qué me dices?
»—¿Ozzy? ¿El cantante de Black Sabbath? ¡Pero si tenía voz de eunuco!
»—Precisamente por eso, George. Kennedy no era un buen político, y Ozzy cantaba como el culo. Pero todos tenemos opiniones políticas, y cantamos en la ducha, y alguien, un mal día, nos dice que lo hacemos muy bien, y nos lo creemos, y ya la hemos jodido. En la BINEMF apreciamos lo de puta madre que lo puede llegar a hacer alguien en inferioridad de condiciones, como Johnny u Ozzy.
»—No acabo de entenderte, Phil. ¿Y qué me dices de Sinatra, por ejemplo?
»—¿De Frankie? Lo que yo de verdad no entiendo es por qué no acabó siendo juzgado en un consejo de guerra. ¿Te crees que nosotros somos gilipollas? ¿Por qué se bombardea a la población, como si de un nuevo Gernika se tratase, sin ningún tipo de compasión, con esas bombas de estridencia, de parte de terroristas sonoros como Sinatra, Presley, o Pavarotti? ¿Qué cojones es esto? Un asalto sin cuartel a nuestros pobres cerebros. Y nadie se queja, esto es lo preocupante.
»—¿Y qué ocurre con las voces femeninas? ¿Son todas válidas?
»—Por supuesto que no. Como no lo son todas las madres, pero tú y yo salimos de una de ellas. Un concepto sagrado. Sin embargo, hay gente que lo discute, y para eso están nuestros propios congresos, para ponernos de acuerdo.
La palabrería de Phil, como se puede observar, no tiene fin. Un cazador cazado con sus propias ideas. Como los sombríos protagonistas de aquella sociedad limitada que se dedicaba al asesinato, ideada por Jack London. Pero esta tarde me he dado cuenta de que, en cierta manera, Phil y sus amigos anarquistas son, después de todo, una especie de modernos nigromantes. El verdadero mal, el del bueno, anida en ellos; es como decir que son unos santos. Y lo son, ¡coño!, claro que lo son.
A Kennedy lo mataron un 22 de Noviembre de 1963, el mismo día en que murió, de forma natural, Aldous Huxley; el mismo en que se celebra Santa Cecilia, patrona de la música. Es casi una pena que Ozzy no hubiera nacido también en ese momento; pero en el fondo no lo es: Black Sabbath nunca hubiera sido lo mismo.
Seguiré esta noche tratándome el cerebro con Johnny. Por cierto, se aprende más inglés que con Jominglis.
by George R.
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