Aparentemente, no existe correlación.
Mientras que a uno le duelen las rodillas, el otro puede
ascender las más altas cumbres de los Pirineos. Interesado por la lectura; o
por la vida de las hojas perennes. Un vago de remate; trabajador incansable.
Amante del terruño; eterno viajero. Y así.
Sin embargo, comparten algo entre todos. Algo que todavía no
se ha podido diagnosticar. No es ninguna nueva glándula a descubrir en el
interior de un cuerpo. No se trata de un sentimiento. Ni de una sensación. Sin
embargo, sea lo que sea, es compartido.
Algunos dicen que sólo el futuro lo descubrirá; lo
localizará. Lo materializará. Esa
correlación que inevitablemente busca el ser humano, y termina por encontrar.
Es como analizar una papelera de reciclaje que ha sido eliminada. En un sujeto,
una vez. En otro, veinte veces. Y sin embargo, en ambos casos, quedan trazas. Y
de éstas, nacerán nuevas relatividades.
Si yo fuera Einstein, me podría explicar mejor. Lo siento.
No me refiero a la idea de que hoy en día alguien puede ser
sacerdote, gay, aficionado a los cómics, gourmet, donador de órganos, vendedor
en Internet, político, deportista, sanador vía telefónica (todo a la vez).
Aunque es la idea que se nos intenta vender. Porque, para el caso, un pastor de
ovejas, ajeno del mundanal ruido, tiene las mismas posibilidades de contagiarse
de esas correlaciones invisibles que trato de describir.
O bien, se trata de algo sobrenatural. Se acerca una época
en la que muchos temas volverán a quedar en manos de Dios. Personaje éste que
no ha muerto. Al contrario, está más vivo que nunca. Como si fuera un antiguo
Charles Chaplin jubilado, le van a ofrecer papeles en muchos teatros del país. Que
aceptará gustoso.
La parte positiva del proceso es que Nietzsche por fin ha
muerto. Ya iba siendo hora.
Ahora, el problema es que usted es a la vez pecador,
sacerdote y profeta. Ya no recuerda cuántas veces ha borrado esa papelera. No
controla sus residuos. Estamos borrachos. No podemos ver lo que tenemos
delante. Porque no existe. Y sin embargo, ¡cómo nos afecta!
by George R.
Pd:
Aquí abajo dejo un manual de ayuda que compré el otro día en un mercadillo. La señora que me lo vendió me lanzó su mejor sonrisa. Por unos instantes, me sentí miembro del club. Tiempo al tiempo.