Literatura Soviética
Octubre 1984
Me interesa destacar de este número en concreto las siguientes preguntas tan formales y abstractas que se hacían los literatos por aquellos lares y tiempos.
p. 134
¿Es moderna la literatura soviética?
¿Cuáles son las tareas inmediatas de la literatura
soviética?
¿Cuál es su papel en
la vida intelectual de la sociedad?
¿Cuáles son sus posibilidades?
Preguntas que se hacían en la Unión de Escritores de la
URSS, en la revista “Literatúrnaya Gazeta”.
El lector de aquéllos tiempos quizás se contentaba con esta
forma tan oficiosa de tranquilizar las mentes lectoras. Hoy en día, contamos
con “Destinos Truncados”, novela que desde hace años ya se editó en España, de
los hermanos Strugatsky, antiguamente colaboradores de la propia revista LS (en
1982 y 1984, al menos).
Pero veamos lo que se decía:
Nikolái Kladó, “No importa tanto el objeto que se plasma,
como el concepto que de él tiene el autor de la obra”. El articulista sigue:
“Al aceptar el punto de vista del crítico de que la posición del artista, su
concepción de la realidad y del hombre tienen sin duda, una importancia enorme,
los participantes en la discusión consideran necesario, sin embargo, señalar
que el objeto de la plasmación, aquello de QUÉ escribe el literato, es también substancial
para el arte". Esto del QUÉ me tiene cogido por los huevos, la verdad.
Aparte de escritores ciegamente obsesionados con el tema de
la Gran Guerra (como llamaban los soviéticos a la II GM) y sus efectos, a otros
se les puede rescatar al menos alguna frase: Mustia Karim, poeta bashkir, “El
arte es un país especial, donde el derecho a la ciudadanía, al voto sólo lo
posee el que sirve obedeciendo a la conciencia del deber, y toda obra, dictada
no por capricho sino por orden del alma y del talento, vivirá una vida larga y
feliz”.
Grigori Baklanov: prosista ruso
En vez de decir algo por su cuenta, lo primero que hace es
criticar la figura del lector. Se mete con ese lector a tiempo parcial, el que
más abunda hoy en día: “Los que se acostumbran a leer superficialmente, con
negligencia, leen de la misma manera, con el rabillo del ojo, incluso la
literatura verdaderamente artística”. Habrá que preguntarse qué es eso de «literatura verdaderamente artística». Sigue: “No se sumergen en su contenido,
sino que, de prisa y corriendo, tratan de averiguar «el quid del asunto». A
veces los lectores [aquí ya generaliza de una manera espantosa, y sigue sin
aportar nada a la discusión, para a continuación retirar buena parte de la
máscara que suponía aquel régimen], dicen que en la literatura les importa
principalmente la información y dejan sin leer las descripciones de la
naturaleza… Incluso no se dan cuenta de qué cosas difamatorias dicen sobre sí
mismos, de cómo se roban a sí mismos. Nada les importa la riqueza de la lengua
materna y la música de la palabra. ¡Sólo necesitan la lengua para recibir y
transmitir información”.
Camarada Grigori, cuánta razón tenías, qué bien se está leyendo tumbado en la cama, (mientras la parienta cocina gachas con cerdo), las descripciones de la Naturaleza de un Rousseau, o de un Victor Hugo. Y si me pagaran una pensión vitalicia por hacerlo, sinceramente, hasta estaría dispuesto a leer tus obras completas. Pero me temo que alguien nos ha traicionado. Quizás el Traidor seas tú mismo. O yo.
Otro prosista ruso, Vitali Zakrutkin, dice: “Amo mi tierra,
a mis hijos, amo la vida y debo luchar para defender todo con el arma que
domino. Creo que actualmente no hay para los escritores un tema de mayor
trascendencia.”
Un prosista lituano, Mikolas Sluckis, idealiza. No le falta
razón, de todas maneras.
“El individuo no tiene derecho a refugiarse tras nuestra
bella fachada social para poder decir «nosotros», generalizándose a sí mismo en el alto
concepto de hombre de la sociedad socialista, sin haber efectuado primero un
trabajo interno, un esfuerzo interno y sin haber demostrado una participación
activa para llegar a ser digno de ellos”.
Victor Shklovski, historiador y crítico literario, decía:
“La literatura soviética no es vieja, tiene sólo 68 años, y
es más joven que algunos de los escritores que la crean. Su historia no es más
larga que el promedio de la vida humana, pero esa vida tiene su término,
mientras que la literatura no, la literatura continúa. La literatura soviética
es joven, y por ende, suscita esperanzas. Sus derechos al futuro se apoyan en
su bella historia”.
Recomiendo leer al menos, como decía más arriba, la novela "Destinos Truncados".
Pero recuperar el pensamiento (real o ficticio) de aquella gente, hoy en día tan olvidado , me parece que tiene cierto interés. La supuesta libertad de la que disfrutamos al menos ha sellado la boca de tanto intelectual con carné de político. Pero, ¿qué es lo que tenemos a cambio los escritores? Un blog que no lee nadie. O casi nadie. A menos que uno haga la calle. Osease, lo de siempre.
by George R.
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