Bases de Datos y Libros
I
Antes de escribir algo sobre Benet, dejo
aquí indicado un link a la base de datos de libros editados en este país:
La base es lo suficientemente completa
como para que aparezcan ¡mis propios libros!
Pero como escribo desde mi casa, sentadito
en el sofá, con la televisión apagada, después de cenar, medio encogido entre
cojines y una mantita, no estoy in the
mood for sell, anything.
Siguiendo con la base de datos, creo que
su mayor utilidad consiste en la posibilidad de explorar la obra editada de
cierto autor, comprobando muchas veces que, aunque parezca, por momentos, que
nos llueven, caídas del cielo, caras pero atractivas, nuevas e interesantes
ediciones de muchos autores “a (re)descubrir”, precisamente de ese autor que
hoy nos interesa (Juan Benet, o cualquier otro), hay cierta novelita que lleva
descatalogada algo así como cuarenta años. Lo de los cuarenta no está puesto
por poner. A principios de los años setenta del siglo pasado se editó mucho, y
bien. Diez años después, también. [Aquí podría observarse una interesante
correlación entre la calidad de las ediciones y la de la música que les rodeaba
en aquellos años]. Ponerse a intentar encontrar una edición de segunda mano de ese libro que nos interesa,
descatalogado hace un porrón de años, es tarea sencilla. Pero el intento suele
llevarnos finalmente a una desilusión. El que lo vendía barato; el que lo vende
(muy) caro.
Sigo con Juan Benet, y hago una búsqueda
de sus ediciones en la citada base de datos.
Aparece como primera opción:
Juan
Benet y el nouveau román [Recurso
electrónico] (2001)
Autor/es: Arnal Gely, Anne-Marie
Editorial/es: Universidad de Jaén. Servicio de
Publicaciones
Un cd-rom dedicado a Benet y al nouveau
roman. Jóder. ¿Pero qué hago yo aquí sentado y no me levanto para agarrar la
tarjeta (de débito)? Porque sí, me he enterado de que el cd-rom está a la venta
en:
Página en la que se venden todo tipo de
publicaciones universitarias. Ese tipo de trabajos que no se suelen ver en la
librería de la esquina, ni en la de más allá.
Hay que tener tiempo para echar un buen
vistazo al catálogo. Para quien se anime, también está disponible:
un poco caro, la verdad.
II
H.
P. Lovecraft y Juan Benet. Juan Benet y H.P. Lovecraft.
Hay una cansina tendencia a asociar los
mundos creados por Benet (Región, su mapa, y sus ciudades; Región, -la
republicana capital que bautiza a la comarca que la rodea-, y la rebelde
Macerta, -la que tomó el bando de los fascistas porque así se decidió en el cuartel
local de Ingenieros-) con los de Faulkner. Su condado de nombre impronunciable,
que no me interesa para nada. Las historias del Mississippi, bien se quedan
allá. Prefiero leer a Capote, un tipo con menos pretensiones y más verosímil.
Dejo de lado a García Márquez, otro que tal baila, al son de una fama y
reconocimiento inexplicable. Prefiero a Onetti, y su Santa María, barriada
metafísica muy chunga, más incluso que Región. Leer “El Astillero” de Onetti es
como aventurarse en peligrosas ensoñaciones que no pueden llevar a nada bueno,
pero irremediablemente, cada vez son más reales.
Por otro lado, alcanzado el siglo desde
que Lovecraft empezara a escribir en serio (nació en 1890), sus relatos ya han
alcanzado un reconocimiento universal pleno. Ya no es ese escritorzuelo sólo
para aficionados al “terror”, de prosa endeble, repetitiva y hasta perezosa, si
no que parte de sus ideas y conceptos poco a poco van pasando, -de hecho ya han
pasado- , a la cultura popular. El caso más claro es el de la figura de
“Cthulhu”, que en un plazo más o menos breve de tiempo, pasará a convertirse en
una figura central en la galería de personajes, ficticios y comunes, que la
mayoría de la humanidad lleva metida dentro de su cabeza (al menos en el mundo
Occidental). Y cuanto más célebres se hacen Cthulhu y sus hijastros Dioses
menores, de alguna manera, mayor injusticia se le hace al propio HPL, famoso,
conocido, nombrado a tutiplén, referenciado aquí y allá (como ocurre en esta
misma entrada de blog). Injusto, quizás porque hace años HPL era tan buen
personaje como uno de sus bichos cósmicos, y hoy en día, es preferible dejarle
de lado como ser humano (no queda bien del todo hablar sobre alguien que era un
racista convencido, partidario de cosas realmente innombrables en cualquier bar
de barrio) y dedicarse a echar unas risas con Cthulhu y cía.
De las historias de HPL, el poso que más
me ha quedado dentro tiene que ver sobre todo con sus desgraciadas figuras
humanas. No me interesan tanto los bichos como los efectos que éstos provocan
sobre los granjeros del valle del Miskatonic. Esto supongo que le ocurre a la
mayoría de los lectores de HPL. La descripción de familias venidas a menos por
culpa de la sed de sabiduría de unos pocos; por culpa de unas cosechas
inexplicablemente escasas; por culpa de unas repentinas necesidades de
protagonismos que antes nunca existieron.
El atraso de una región que antaño tuvo
cierta prosperidad, y que se ve sometida a un proceso de descomposición de
conciencia.
Sin duda, algunos pasajes de las
“Herrumbrosas Lanzas” benetianas son lovecraftianos en este sentido. En esta
larga novela, de prosa relativamente fluida y transparente -para ser de Benet-,
se cuentan una serie de hechos, aventuras, escaramuzas y combates en la comarca
de Región, desde que estalla la Guerra Civil Española hasta aproximadamente
finales de Abril de 1938, que es donde Benet la dejó inconclusa.
Donde HPL da pinceladas, sugiere
decadencia, podredumbre, amenazas varias, traiciones, y situaciones sin
retroactividad posible, Benet describe con más detalle, construye con paciencia
(como buen ingeniero de caminos) tablados, escenarios, andamios para luego
jugar con ellos a su antojo. Cada uno a lo suyo.
Y ya está. No quiero alargarme más. Lo
que quiero es incitar. Por el bien del aficionado a HPL. Quien quiera disfrutar
de una buena y lovecraftiana novela ambientada en Región (ese ibérico valle del
Miskatonic inventado por Benet), que agarre “Herrumbrosas Lanzas” y se lance a
la aventura. No le va a decepcionar.
El camino contrario, el del aficionado a
Benet que se quiera dar a los mundos de Lovecraft, quizás sea más extraño si
cabe de transitar. Mas igualmente disfrutable, seguro.
Desde hace unos años existe una edición
completa de la inacabada novela, a un precio bastante razonable:
Este es mi propio mapa, con los correspondientes movimientos apuntados
Junto con el libro, viene un detallado
mapa de Región, que hará las delicias de los atentos lectores que quieran
seguir las aventuras de los protagonistas.
¿Qué mejor que aprender de la Guerra
Civil de un mapa ficticio en el que luchan unos contra otros más allá de la
realidad, y precisamente por esto, más real que todos los libracos que cada cierto
tiempo se editan para intentar explicar lo que ocurrió?
El Horror de Dunwich, el Horror de
Región. Fuerzas maléficas que terminan por triunfar.
Si bien la realidad todavía es la que es,
desde un punto de vista de esteta, ¿por qué no leer la Guerra Civil como si
fuera una aventura lovecraftiana real.
III
Crítica Periodística a "Herrumbrosas Lanzas"
Dejo constancia de una crítica aparecida en el diario ABC de 29/11/1986, de Leopoldo Azancot. Aporto detalles. Qué bien que un crítico literario escribiera con esas ganas de criticar. No como ahora. La lectura de esta crítica (que se puede localizar entera en la hemeroteca del periódico en su versión digital) anima más si cabe a leer Herrumbrosas Lanzas, aunque ponga a su autor y a su obra por los suelos.
by George
R.