Bonito día hoy para retomar estos
abandonados escritos, cumpleaños de Edgar Allan Poe, en el que termino emocionado la larga,
aunque al final se hace corta, novela de Stephen King, “The Stand”,
“Apocalipsis”, “La Danza de la Muerte”.
Novela
especial para mí por una serie de razones.
Es la única
que conozco que ha sido originalmente editada doce años después (1978-1990), aumentada en un
treinta y tres por ciento en número de páginas.
Mi edición
de “La Danza de la Muerte” data de 1989, y ese fue el año en que la leí. 800
páginas. Se publicó en este país pues con once años de retraso. (Evidentemente
en 1978 Stephen King no era un best
seller en Europa).
Al verano
siguiente, 1991, apareció “Apocalipsis”, en esas ediciones de bolsillo tan reconocibles
de Plaza y Janés. Por aquel entonces, yo andaba entre los 15 y 16 años, y
prácticamente sólo leía al Rey. Una novela tras otra. Se tradujo y editó en
castellano solamente un año después a
que King terminara de revisarla, y publicarla en su país en 1990. Se añadieron ilustraciones del gran Berni Wrightson (adjunto algunas de ellas, de la edición de 1991). En inglés siempre se ha editado como "The Stand".
También es
la única novela que conozco que tiene un prólogo dirigido al lector (se diría
casi salido de la imaginación de Stanislaw Lem) antes de que éste compre el libro. Se le avisa de que “Apocalipsis”
en realidad es “La Danza de la Muerte”, en versión maxi (usando el lenguaje musical ochentero). Un alargamiento de 400
páginas. En su día, en 1978, los editores americanos le dijeron a King que su
proyecto inicial era demasiado largo, el coste del libro se iba a salir de
madre. En el prólogo King lo explica. Y aclara que se anima a lanzar la versión
definitiva gracias a muchas peticiones de sus lectores (¡Oh, gracias!).
Madre Abagail y las comadrejas
Desde luego
lo lógico es que este prólogo sea leído por el lector cuando ya está en casa,
porque ¿qué lector duda (¿será cabrón?)
en una librería antes de comprar una novela del Rey? Al menos, es lo que me
ocurrió a mi. Y sinceramente, allá por 1991 me sentí un poco mal. Tenía tan
reciente “La Danza de la Muerte” que no quería volver a leer la misma novela
aumentada en 400 páginas. Así que lo dejé pasar.
Y
veinticinco años después, en las pasadas Navidades, comentando con un amigo el
hecho de que un volumen del “Apocalipsis” (“The Stand”) aparece claramente
enfocado en la biblioteca del astronauta protagonista de la bellísima película
“Interstellar”, me dije: ha llegado el
momento, qué cojones.
Tres
semanas intensas de lectura que me hacen recomendar vivamente esta novela. Si
alguien no se atreve con las 1583 páginas de la nueva edición, quizás se
conforme con “La Danza de la Muerte”… pero
es que ésta ya no se edita (al menos en bolsillo).
Lloyd y la llave de plata
Con ese
mismo amigo hablaba esta misma tarde, primero felicitando a Poe, como es nuestra
costumbre, y luego, de que ya he terminado el “Apocalipsis” del Rey. Fabuloso.
Hay muy buenas, y muy bien escritas novelas, que se consumen con fruición, pero
no dejan demasiado rastro en la memoria. Y de verdad que las hemos disfrutado.
Literariamente (perdón por la palabra) son quizá mejores que la prosa de
Stephen King. ¿Quién lo duda? Pero después de veinticinco años he recordado,
nada más leer el nombre de cierto personaje de la trama (alguien que por
ejemplo empieza siendo profesora en una escuela) que algo hay en él o ella. Y resulta que esa misma profesora termina
protagonizando la mejor escena del final, no sé cuántos cientos de páginas
después (¿quién lo iba a decir, verdad?).
Lo mismo para otros personajes, como Stu, o "No soy un buen tipo" Larry, o Rita, la del vómito verde.
Larry y su madre
¿Será esta la mejor cualidad de King? Sus novelas empiezan
siempre de la misma forma. Un tipo normal, y otro no tanto. Tarde o temprano
sus destinos se cruzan. Pero no sabemos cómo, ni cuándo, ni dónde. Y mientras
tanto el escritor nos la vuelve a colar. Pasamos páginas y páginas, intentando
descubrir lo que va a pasar. King es a su manera, el principal pionero, el
primero, que instauró en nuestras mentes la idea que ahora es moneda común en
tantos y tantos millones de cerebros de este mundo: las series de TV. El hace cuarenta años que supo cómo dar con las
teclas, mezclar historias, saber mantener el suspense, introducir escenas por
aquí y por allá que uno nunca se espera (casi siempre relacionadas con el sexo
y la muerte), y también es maestro en describir introspectivamente a los
personajes. Como tú y como yo. Los va
moldeando, el proceso sigue adelante, y finalmente, ¡chás!, la novela ya está terminada. Y leída.
Frannie y su padre
Desde luego que hay algunas mejores que otras. Quizás
“Apocalipsis” sea la mejor, junto con “It”. Me gustan mucho “Christine”, “El
Resplandor”, “Cementerio de Animales”, “La Larga Marcha” (artículo en este mismo blog), y menos
“Tommyknockers”, "La Historia de Lisey" o “Buick 8”. No he leído muchos de sus más recientes trabajos,
pero todo se andará. Espero que antes de que transcurran otros veinticinco
años, pueda leer la saga de “La Torre Oscura”.
NY bajo el terror del Capitán Trotamundos
Recomiendo desde aquí el artículo en Wikipedia dedicado a “Apocalipsis”.
Aclara la historia de la edición de la novela. Tiene un montón de explicaciones sobre sus personajes, y
cosas para recordar, una vez que uno sabe lo que ha pasado. Vale la pena. Antes,
no es bueno leerlo, ¡está plagado de spoilers!
TRASH - CAN, ¿el mejor personaje de la novela? El más loco, sí.
Actual edición en bolsillo (2015).